martes, 18 de noviembre de 2008
jemma el fna
Ahí cruzando el mar, tan cerca y tan lejos. Saliendo del viejo mundo para entrar en un mundo otro, ya incomprensiblemente anterior o no, en ese tiempo paralelo que no necesariamente fue ayer ni mañana. Un mundo otro, un tiempo otro que nos remonta al nuestro. Distinto e igual, extrañamiento y empatía, desconocer y encontrarse en el rozar de los cuerpos y las miradas. Venir desde allá lejos para reconocernos familiares. Dónde esta ese punto de encuentro de realidades tan lejanas, de historias diversas, ambos somos Otros de Unos. En el medio de todo esto un lugar común, en el sentido de compartido. El espacio, que se abre, el espacio público, transitado, popular, múltiple e indefinido. Allí como en el carnaval donde se trastocan las identidades, o se construyen otras, la fiesta, el divertimento, la música, el baile. En medio de la rosada ciudad se abre ese lugar. Encrucijada. Laberinto de olores, de sabores, de sonidos. Encantadores de serpientes, dentistas, narradores de relatos ancestrales, músicos frenéticos, comedores de vidrio, tatuadores, astrólogos, aguadores, médicos tradicionales. Y una música continua nos va arropando desde la plaza mientras nos dormimos en la terraza vecina sobre una alfombra mágica que da vueltas en medio de toda su maravillosa locura a la vez que nos envuelve y nos transporta. Una voz que sale de la torre y nos asusta con su tono inconfundible y la incomprensión de sus palabras, se va mezclando con el sonido musical perpetuo, hipnótico, infinito hasta el amanecer. Pues me parece haber estado ahí antes, pero en otras geografías, antes pero en tiempos indefinidos, antes pero en los mismos sueños, empapada de sus mágicas energías. También estuve allí, en una terraza desde donde se podía ver la ciudad, una muy distinta.
lunes, 10 de noviembre de 2008
La excéntrica vida de las acuáticas palabras secretas
La traducción binaria de las sensaciones momentáneas, aún perdidas en el vasto universo cibernético, transpasa el tiempo. Ya no es el viento que se lleva las palabras, un contexto que se deshace, una persona que olvida lo ante dicho, un sonido fuerte que no permite la escucha. No, allí están perpetuadas hasta las posibilidades de infinidad que tenga su soporte(lo cual absolutamente desconozco, será eterno?). Bueno la cuestión sería qué pasa cuándo la sensación de aquel día, de un día, de unos días aparece como La sensación, y ahí peco del uso desmedido de las mayúscula. Releo “Te diste cuenta” y me da pánico, no me encuentro y no dejo de hallarme. Cómo distinguir sueño, vigilia o estar totalmente despierto, cuál en qué nivel de la percepción. No sé que pasa pero estos días se me está dando por el optimismo, una locura. Una acto de fe en medio de la hecatombe, pero lo peor de lo peor es el defender lo indefendible y sin embargo hacerlo. Un acto de egoísmo existencial? Entre el realismo y la ingenuidad, un no sé qué…mentira, ilusión, mito, necesidad, una sensación más bien irracional...un pregunta sobre nuestra naturaleza…las mismas preguntas, sin respuesta.
Un pasaje a algún lugar…