Un mes, un suspiro de cuatro semanas, un sin fin de días que uno tras otro transcurren irreales…un vivir cada minuto saboreándolo, un olvido y traspolación del tiempo a las profundidades…un estar antes de que los deseos sean ya recuerdos.
Un vertigo, y un pasaje de ida.
Un invierno que se desfigura en verano, unas presencias que se transforman en otras, unas caras que se desdibujan, y otras que reclaman su sombra. Unas formas de ser nunca. Unas manos que desentierran raices. Unas semillas que contienen todo lo que puede ser, un ser y estar en cualquier lugar. Una forma de ver la luz, unas miles de incertidumbres, un compendio de palabras no dichas. Un recuerdo patente de la luna en el desierto. Unos secretos de las transitadas ciudades invisibles. Un perderse para poder encontrarse. Un espejo en negativo. Un viajero que reconoce lo poco que es suyo al descubrir lo mucho que no ha tenido y no tendrá.
Un vertigo, y un pasaje de ida.
Un invierno que se desfigura en verano, unas presencias que se transforman en otras, unas caras que se desdibujan, y otras que reclaman su sombra. Unas formas de ser nunca. Unas manos que desentierran raices. Unas semillas que contienen todo lo que puede ser, un ser y estar en cualquier lugar. Una forma de ver la luz, unas miles de incertidumbres, un compendio de palabras no dichas. Un recuerdo patente de la luna en el desierto. Unos secretos de las transitadas ciudades invisibles. Un perderse para poder encontrarse. Un espejo en negativo. Un viajero que reconoce lo poco que es suyo al descubrir lo mucho que no ha tenido y no tendrá.